Temas candentes

26/12/2021

Microdetonaciones

Un silencio ensordecedor que penetra por los resquicios de las puertas y las ventanas nos invade desde hace algún tiempo. El eco del vacío retumba en las paredes y ningún ser vivo o cosa es capaz de romperlo, solo la respiración y los latidos del corazón humano lo quiebran a veces. Las calles vacías y los edificios en pie, los hospitales llenos, la escasez de alimento en las estanterías de los supermercados, las colas de necesitados en los comedores sociales, todo lo que en otros tiempos pudieran ser indicios de una guerra, son estampas del paso del virus por nuestro planeta.

No solo las emociones, también las ideologías son producidas y detonadas en cada galería de la caverna. La violencia, a veces muda, otras veces resonante como un eco ensordecedor, se manifiesta en sus corredores. Solo lo puramente irracional o lo excesivamente racional, en tanto que dogma, puede ser susceptible de materializarse en violencia y dolor. Los dos extremos del círculo ya se tocaron hace tiempo.

El imperio de la pasión -emocional, sexual- así como el de la lógica, transformado en afán de dominio y control excesivos, se metamorfosean en miles de formas de violencia, diosa proteica de la sociedad contemporánea, consumida en las imágenes y en los espectáculos de masas y también consumada, detonada a cada instante. Ambos extremos son una y la misma cosa y se transforman en el interior del mismo flujo. La posesión desmedida consume al ser humano y lo posee por entero al pasear por sus galerías, de pantalla en pantalla, de imagen en imagen, de cuerpo en cuerpo, sin verse a sí mismo, queriendo ser, tener y poseer, queriendo el vacío. A veces el hombre no es más que un pronombre posesivo.

Amar es consumir. Consumir objetos, cuerpos, violencia y en ese acto casi compulsivo, dejar de ser lo poco que se es y acabar fundiéndose en el flujo oceánico de la masa, el enjambre, el cuerpo deseado, en las imágenes como objeto de pulsión. La pulsión escópica es el resultado de la transparencia de la fórmula en tanto que axioma vacío, forma parte del mismo mecanismo racional que se ha acabado encarnando en la biología sufriendo el cuerpo el proceso inverso: lo racional transformando el instinto, el afán de transparencia transformado en instinto.

En la caverna todo tiende a transformarse en imagen espectacular para satisfacer esa pulsión, cualquier suceso es transformado rápidamente en espectáculo, en drama sin guión, en dosis de violencia o de belleza listas para ser consumidas. Realidad y ficción simplemente se han invertido, el sujeto se desrealiza y realiza, se disuelve y se constituye en un flujo ficcional de relatos entrelazados en el que está inserto o forma parte del susceptible material espectacular ficcional a consumir.

Transformarse en flujo, acabar de desrealizarse en lo fluido, en un vaivén constante de disoluciones progresivas a lo largo del tiempo a modo de catarsis, en eso consiste ser, en ser uno con lo fluyente. Este vaivén como de olas, avanza y se retrae según las medidas del azar o la elección, erosionando al yo, que nunca fue tan voluble y a la vez tan plenamente autoconsciente. La muerte no es más que la disolución total, también progresiva. Después, todo vuelve a empezar de otra forma, tan similar y tan distinta, tan igual y tan única. Sólo queda para algunos el espacio no ocupado por el cuerpo y una trama de relatos que llamamos recuerdos.

Las ideologías, fosilizadas en dogmas pétreos rezuman con frecuencia destellos de dolor en la contradicción de sus polaridades, que pueden llegar a ser tan absolutamente excluyentes como exponencialmente irracionales, en medio de una racionalidad tan lógica como dogmática. Una racionalidad numérica que todo lo envuelve y en cuyo flujo se cobija el hombre, que sin asideros ni barandillas es arrastrado por la corriente multiforme, que a veces parece transformarse en un oasis que no es más que una ilusión óptica: idolatría de la imagen.

Arrastrado por el flujo multiforme del vacío, que se llena de cualquier cosa, las creencias se metamorfosean en culto a lo espectacular, o en adoración inconsciente a la belleza, a la matemática encarnada en la materia, a lo radicalmente trivial como símbolo de lo absoluto en lo efímero. El cuerpo hecho imperio de deleite y mercancía, objeto de posesión, contemplación, consumo y delito. El suceder de las imágenes se complementa con el flujo numérico de las cuentas corrientes en contraste con la idea hecha dogma. La trinidad de la violencia: pasión, dogma y belleza, entendidas como simulacros. Imagen-devenir, dogma-apariencia y belleza efímera, lo que Platón jamás hubiera imaginado.

Al hombre, transido de conflicto, diluido en su contradicción interna, se le oponen las fuerzas de toda su historia en el presente y debe resolverlo. Uno de los rostros de la naturaleza es la violencia, ciega en el caso de lo natural, estetizada y transformada en imagen en la caverna. No podremos erradicarla jamás, solo atenuarla o canalizarla. En la caverna se transforma además en objeto de consumo. Al consumir violencia se producen microdetonaciones ficticias y reales que entran en una dialéctica circular infinita y se solidifican y encarnan en patrones repetitivos de respuesta que se replican de forma normalizada y se materializan polimórficamente. Lo ideal es sublimarla o transformarla en cosa. Habita dentro de todos nosotros, en las profundidades insondables de nuestra cueva, en el más recóndito resquicio de nuestra epidermis, en dialéctica entre el cuerpo y el coltano pulido en un fundido en negro. Lo mejor es no despertar nunca a la serpiente, dios sabe en qué molécula o en qué pixel puede anidar.

Nada debe ser dicho, todo decir es una desrealización, una disolución en lo vacuo, una transformación del yo en el fluido del lenguaje, en la proliferación infinita de la nada, de ahí que reine el silencio y el sonido del mar. El virus también se replica dentro del ciclo de transformaciones. En esta dialéctica parece que en cada cambio se atenúa su iniquidad mientras aumenta proporcionalmente su capacidad de contagio. Ómicron es la última variante de su lenguaje biológico proteico.

No sé dónde está mi gato, lo perdí de vista en septiembre, a veces de pequeño me arañaba. Pese a dormir plácidamente durante el día, de noche es un cazador nato, ningún insecto se le resiste. Hoy estoy cansada, voy a apagar la televisión. Ningún flujo de imágenes me convence, no suelo contentarme con cualquier simulacro.

El grito (1893), Edvard Munch


01/12/2021

Textos UD3_Tipos de metafísica

 A través de esta selección de textos y la tabla adjunta podrás profundizar en los aspectos teóricos de la UD_3, en concreto del apartado 2_Tipos de metafísica, de forma que al comentarlos aplicarás la teoría fijando los conceptos y adquiriendo progresivamente destrezas para realizar comentarios de textos guiados.




30/11/2021

UD3_La cosmovisión metafísica de la cultura occidental

 Por fin ya tengo casi preparada la Unidad 3. La he llamado la cosmovisión metafísica de la cultura occidental y en el fondo he hecho alusión a un libro que tenía ahí preparado en la recámara de mi tableta para leer desde el año pasado: ¿Qué es metafísica? de Martin Heidegger. Es posible que la metafísica fuera el resultado de un largo proceso de cristalización de formas míticas, que se transforman en conceptos abstractos, por lo que surge ligada consustancialmente al pensamiento filosófico. No es que no me guste leer, pero estos señores se empeñan en cercenar la filosofía como sea: con doce grupos y aproximadamente 350 alumnos es bastante complicado sacar tiempo para leer y trabajar las competencias, pero igual no es una de las finalidades del sistema educativo, pese a que toda la legislación aprobada hasta la fecha presume de plantearse objetivos tan excelsos como "enseñar a pensar a los alumnos" o "fomentar el diálogo", "el pensamiento crítico", "los valores democráticos" y la "tolerancia con respecto a otras culturas, creencias e idiosincracias". Estoy encantada con las facilidades que nos proporcionan a los profesores de Filosofía para lograr esos objetivos y otros aún más complejos.

  Bueno, sea como fuere -pues los filólogos también están ahí rastreando vocablos- es un tema bastante complicado y que aún estoy rehaciendo, en el que además de las curvas cerradas y abstractas de la metafísica, se nos presentan dos figuras teóricas relevantes, un crítico acérrimo y un defensor de la misma, que serán los protagonistas de la unidad desde el punto de vista de su evolución histórica: Platón y Friedrich Nietzsche. Y es que a la pobre metafísica no la han dejado tranquila ni un solo instante, está claro que le tienen manía…en fin...¿por qué el Ser y no más bien la nada? ¿Cómo es posible pensar la nada? ¡Qué estrecho es nuestro pensamiento, aferrado a los esquemas lógicos, se hace imposible pensar cualquier cosa que los exceda!

UD3_La cosmovisión metafísica de la cultura occidental de Nuria García Mairena

22/11/2021

Cómo hacer un comentario guiado de un texto filosófico

 Este año estoy impartiendo de nuevo Filosofía en 1º de Bachillerato y al empezar el curso me he encontrado con varios inconvenientes. El primero de ellos es relativo a los niveles heterogéneos que pueden tener los alumnos, sobre todo los que han cursado previamente la asignatura como optativa en 4º de la ESO, a lo que se suma la heterogeneidad propia de cada alumno (diferencias de nivel, ritmo de aprendizaje, de estudio, lingüísticas, de preferencias por la asignatura, etc.). Esto me enfrenta a dos subgrupos de alumnos dentro del aula: aquellos que han cursado la asignatura en 4º de la ESO y ya tienen una ligera introducción, lo cual sería deseable para todos, y aquellos que no. 

La falta de base teórica en 4º de ESO del resto de alumnos para realizar un comentario de texto guiado me obliga a partir desde cero, pese a que algunos alumnos ya tienen una buena base teórica para trabajar y sería deseable partir de la misma y no incrementar la heterogeneidad que ya existe de por sí y que hay que tener muy en cuenta en la docencia.

Con la finalidad de integrar a todos los alumnos independientemente de su nivel de adquisición de conceptos y teorías filosóficas, he ideado unas pautas metodológicas sencillas para realizar un comentario de texto guiado partiendo de un nivel conceptual cero, que les puede ayudar también a familiarizarse con esta tarea antes de llegar a 2º de Bachillerato, lo que a mi juicio es fundamental que hagan. Para ello, sin tener una perspectiva histórica de la filosofía en su desarrollo temporal, solo podemos trabajar ideas y conceptos abstractos para realizar un análisis sincrónico de los mismos y establecer analogías y diferencias de forma muy somera con distintos periodos históricos, pues no tienen una base conceptual suficiente para contextualizar un texto ni a nivel filosófico, ni biográfico, ni histórico, ni cultural.

Espero que les sea de utilidad.

Cómo hacer un comentario de texto sin tener ni idea de filosofía de Nuria García Mairena

  • Rúbrica para evaluar y coevaluar comentarios de texto guiados_Métodos/Problemas filosóficos (Nivel 1) 




22/10/2021

Proyecto_SdA2_ EV1_Los primeros físicos y metafísicos

Instrucciones para realizar las tareas del proyecto grupal de la 1ª evaluación. La selección de textos está en vuestra carpeta grupal de Google Drive. Aquellos alumnos que lo consideren oportuno pueden solicitar a la profesora los textos del Nivel 3 de complejidad, cuya lectura es opcional y de carácter totalmente voluntario, pero indispensables para alcanzar una calificación de excelencia.

Proyecto_EV1_Los primeros físicos y metafísicos de Nuria García Mairena
SdA2_EV1_Los primeros físicos y metafísicos de Nuria García Mairena


Aquí tienes el enlace a la bibliografía del trabajo y a las instrucciones para realizarlo y más abajo os he dejado las rúbricas de evaluación de vuestro trabajo, que responde a las preguntas: ¿Qué voy a evaluar de vuestro trabajo? ¿Cómo voy a evaluar vuestro trabajo? 
Feedback de tareas realizadas disponible previa solicitud en canal de dudas.







Cuestionario de evaluación y autoevaluación del trabajo grupal y la productividad:
  • Proyecto EV1_1ºBACH_B_Grupo 1_Empédocles de Agrigento (Bueno Gálvez, María, García Benítez Yessenia, Martín de los Reyes, Saray, Padial Borrero, Yeray, Robles Suero, Elena).
  • INFOGRAFÍA:

  • PRESENTACIÓN:




14/10/2021

UD2_La filosofía en su historia

Buenos días, aquí os dejo los apuntes y diapositivas de la UD2_La filosofía en su historia. Como podréis observar, contienen muchos esquemas y tablas cronológicas para que tengáis una perspectiva general de las distintas ramas del pensamiento filosófico y su desarrollo a lo largo de estos más de dos mil quinientos años transcurridos desde las primeras respuestas a la pregunta por el arjé. Espero que tras estas dos unidades de carácter introductorio tengáis una idea algo más precisa de eso que definimos como amor al saber en la primera clase de este curso. A partir de ellas nos centraremos en estudiar de forma pormenorizada las distintas ramas descritas en esta unidad y los problemas concretos que se abordan en cada una de ellas haciendo alusión a sus protagonistas. 

UD2_La filosofía en su historia de Nuria García Mairena



05/10/2021

El origen de la filosofía

Lee detenidamente este fragmento de la Historia de la Filosofía de Julián Marías y completa los huecos con la palabra correcta en cada caso para fijar lo explicado en clase sobre el origen y características del pensamiento filosófico. Para hacer la actividad, que será puntuable, tienes que logarte en la plataforma educaplay con tu correo electrónico de Séneca y la siguiente secuencia que te identifique: Curso_Grupo_Apellidos_Nombre. La actividad es individual y será puntuada como parte del portfolio de trabajo de cada alumno, de ahí que sea importante y necesario identificarse de la forma que se ha explicado para que la puntuación obtenida en la aplicación se tenga en cuenta. En el calendario de tu grupo tienes el plazo para poder hacerla siguiendo las instrucciones que se explican en esta entrada. Espero que aprendas mucho ;) 



 
 

04/10/2021

UD1_El triple origen de la filosofía

¡Hola a todos! Os dejo los apuntes de la UD1_El triple origen de la filosofía que estamos trabajando en clase. Los podéis descargar y los tenéis ya a vuestra disposición en esta página aunque no puedan proyectarse las diapositivas, pero así vais repasando y no os coge de sorpresa :)

UD1_FIL_El triple origen de la filosofía de Nuria García Mairena 

Site de la UD1_FIL_El triple origen de la filosofía 

Descargable_UD1_FIL_El triple origen de la filosofía

  • Video-resumen UD1_El triple origen de la filosofía:


  • Ampliación: Los filósofos presocráticos

 
Detalle de La escuela de Atenas de Rafael Sanzio (1510-12) 


11/07/2021

Ultraviolencia

Sigo pensando, mi cabeza no para de dar vueltas ahora que el virus parece haberse atenuado. A veces me pregunto para qué y no encuentro la respuesta. Posiblemente los filósofos estemos programados para ello, no podemos evitarlo, aunque para la gran mayoría sea algo absolutamente fútil y prescindible. Si todos pensamos para poder resolver los problemas que se nos presentan, ¿para qué necesitamos un pensamiento circular que no conduce a solución alguna? Lo que viene a ser lo mismo: ¿para qué necesitamos a los filósofos en la caverna?

Solo lo útil, lo agradable, lo placentero y lo bello encuentran aquí su lugar corpóreo o incorpóreo. Las dos vías de conocimiento hegemónicas: fórmula y fenómeno, conducen a sus dogmas correspondientes, que no son otra cosa que utilitarismo y sensualismo extremos. Todo lo demás, con contadas excepciones, solo se piensa que se cree, por llenar nuestra creencia de algo que a veces enmascare esos preceptos inconscientes que posiblemente dominen nuestra vida. De ahí que cada vez importen menos las solemnidades y quienes las practican.

El ritmo frenético del suceder fenoménico nos sumerge en una temporalidad que consiste en una constante sucesión numérica, cuando en realidad el tiempo y su vivencia son absorbidos por la infinita dialéctica acto-imagen, en cuya vorágine encontramos las estaciones y la luz solar como guía de esa sucesión para no perdernos en ella. Posiblemente el tiempo no exista, o no sea más que un simulacro del fenómeno, o un rasgo cuantificador de la fórmula, sin el que esta no podría tener sentido. Solo lo matemático es agente de sentido trascendental. El sentido verdadero es numérico, el construido ad hoc, es discursivo. Este es para ser creído a gusto del consumidor, al igual que se coge de la estantería del supermercado una marca concreta de cacao o café.

El hombre se deleita en el fenómeno, la imagen es, además de arquetipo, fuente de placer. Reducida también matemáticamente a armonía, punto y línea, creamos en nuestro cerebro surcos o patrones neuronales que generan una respuesta sensitiva placentera, principalmente visual, a la que llamamos belleza. Una belleza que Walter Benjamin definiría como profana, mundana, secular e intrascendente, pero que conserva a modo de espectro rasgos materiales matemáticos, nos invade a todas horas, todos los días, por todos los canales visuales posibles.

Nuestros sentidos las demandan constantemente, las imágenes son fuentes de placer para nosotros porque forman parte de los surcos o patrones neuronales fenoménicos. Igual que mi gato me pide comida varias veces al día aunque no tenga hambre, mi cerebro tiene que consumir fenómenos. Parece que este ritual estético casi adictivo forma parte de un complejo mecanismo de homeostasis de nuestra psique relacionado con las proporciones. ¿Serán estas las conductas estéticas a las que Nietzsche se refería?

Para consumar nuestro apetito fenoménico tenemos todas las pantallas posibles, estas también fueron fabricadas para este fin: transformar la historicidad en sucesión fenoménica y consumir visualmente las cadenas de imágenes. Nuestros sentidos son exquisitos en este consumo de fenómenos, que debe generar placer, de ahí que todo lo no fotogénico resulte marginado y se ejerza sobre aquello que no sea visualmente agradable una especie de violencia implícita, proporcionalmente opuesta al placer visual demandado.

La violencia hacia lo no bello, hacia lo que fenoménicamente no puede traducirse en placer sensorial, la ultraviolencia, puede incluso convertirse no solo en una forma de discriminación más, sino en violencia física. Con lo enfermo sucede lo mismo. “No saben lo que hacen, pero lo siguen haciendo” es la mejor respuesta. Saben lo que hacen, pero lo siguen haciendo es la respuesta que abre la puerta al apocalipsis de lo humano en la sociedad de la imagen. Es posible que la discriminación tenga una causa sensorial irracional relacionada con cánones fenoménicos y no solo se deba a cuestiones étnicas, económicas, sexuales y religiosas. El yo del siglo veintiuno se nutre de imágenes. Pronto esto será literal hasta el punto de ser impresas y transformadas en alimento para el cuerpo y no solo sucederá desde un aspecto psicológico, sino también fisiológico. Ya no se trata de un canon, sino de un dogma. Consumiremos imagen y la imagen nos consumirá.

La pintura barroca es posible que lo intuyese y junto a la belleza representó lo esperpéntico como antidogma que debía ser integrado. El Renacimiento se le adelantó en este aspecto y con ello han demostrado ser mucho más tolerantes y progresistas en esta época que muchos seres humanos del siglo veintiuno. Desde los bocetos y dibujos de Leonardo hasta los claroscuros del tenebroso Caravaggio, siguiéndoles de cerca Goya y Velázquez, estos hombres de hace casi quinientos años demostraron ser mucho más humanos, siendo capaces de integrar lo grotesco, incluso en esferas sociales próximas a la realeza. Hoy es un antidogma, la subversión de lo fenoménico y como tal debe ser rechazado en aras al culto del ego y del placer sensorial absoluto que la imagen visual encarna para el hombre del siglo veintiuno.

Mi gato es hermoso, grácil. Pese a ser mayor se conserva esbelto y su volumen corporal y el de su cabeza no han aumentado considerablemente como les pasa a algunos gatos adultos. Da gusto acariciarlo. Los animales también sufren las consecuencias de los dogmas humanos. Ariel no ha tenido la misma suerte, la mutilación ha condicionado su existencia.

Quentin Matsys, La duquesa fea (1513)

Quentin Matsys y el interés por lo grotesco

26/06/2021

Polaridad

En un mundo fenoménico, donde las sombras y los simulacros no son trascendidos, cada sujeto se queda encerrado en el espectro de su fenómeno en cada acto de conocer, por lo que el mundo que se considera real se polariza, quedando sesgado en la imagen parcial que cada sujeto asume construyéndola, o simplemente reflejando aquello que los porteadores de sobras les proyectan. Para alcanzar la unidad, la síntesis, es preciso trascender todas las posiciones fenoménicas, cosa que en la caverna raramente sucede, no obstante, algunas personas lo consiguen o, al menos, lo intentan.

Por esta razón, la caverna es un lugar polarizado, pero esta polaridad, en el fondo, no es más que una apariencia, donde el sujeto parece reconocerse, la polaridad misma debe existir como simulacro, pues solo desde lo múltiple es posible la diseminación del yo en el discurso o en las proyecciones. Debe ser de esta forma porque la glosodoxa se nutre precisamente de las consecuencias y resultados de la contradicción, no es más que un discurso sin fin producido por los sujetos, en tanto que recipientes de una forma concreta de decir que se opone a otras. No hay verdad en los opuestos en la actualidad, aunque posiblemente antaño la hubiese, pero ahora hay solo apariencia, la glosodoxa es la dialéctica deconstruida, vaciada y proyectada hasta el infinito. En la caverna la síntesis es negada y no llega nunca a realizarse, quedando los sujetos encerrados perennemente en sus posiciones fenoménicas. Esa síntesis, en todo caso, no corresponde al individuo, sino a ciertos agentes productores de discursos para los que los sujetos no son más que meras mediaciones materiales para proyectarlos o reflejarlos.

La individualidad solo persiste en el arte, en el resto de galerías, el sujeto no es más que la dimensión material del discurso, su soporte corpóreo. Solo el artista es capaz de construir sentido, o el científico de transformar en fórmula la experiencia, el resto de los individuos se limitan a reproducir el discurso, por esta razón, nada nuevo puede ser dicho en la caverna por un hombre concreto, solo por los agentes de sentido. Entre los sujetos no hay más que polaridades no resueltas que conducen a una oposición eterna, a un enjambre de fuerzas que pueden ser conducidas de un lugar a otro de la caverna sin mayor esfuerzo y que suplantan las identidades, son pseudoidentidades fluyentes. Siempre que se conozcan los detalles de la oposición que hay entre ellas, se puede detonar su conflicto cuando convenga, en cualquier momento, en cualquier galería.

Por esta razón, el único individuo que puede llamarse así plenamente es el artista, el único que puede llegar a ser plenamente sujeto y ser capaz de construir sentido trascendiendo la cadena de apariencias, superando los opuestos. En la caverna sucede de esta forma porque el mundo fenoménico actúa como una especie de filtro que absorbe la luz que no puede trascender la opacidad de los fenómenos, quedando relegada a simple sombra. La identidad como tautología y como síntesis fenoménica, el reflejo en el espejo, es cada vez más inalcanzable. Nos miramos en una infinidad de espejos y pasaríamos toda nuestra vida recomponiendo todos los reflejos, es una tarea imposible, que solo se alcanza construyendo una imagen y anulando los reflejos y las proyecciones fenoménicas. El yo está escindido en la cultura de la imagen, la imagen misma como forma de conocer lo ha acabado suplantando y convirtiendo en observador pasivo, su cuerpo no se cuestiona, pero su alma puede ser un simple almacén fenoménico, donde las imágenes y los discursos se superponen de forma caótica y amorfa. Al cortar nuestra relación directa con lo natural, cortamos también, sin darnos cuenta, el hilo del yo, lo hicimos hace tiempo, tres siglos hace ya de eso. El pastor heideggeriano es el hombre que quiere retomar ese hilo, pero no se puede desmontar ya el edificio, posiblemente solo podamos observar cómo se va derrumbando poco a poco.

Solo los artistas y los animales, como mi gato, son plenamente, unos por inconsciencia y otros por hiperconsciencia, el resto tenemos que hallar nuestra identidad tras una multitud de apariencias fenoménicas, de imágenes con las que nos identificamos y en las que a veces quedamos atrapados sin saberlo, como en una especie de maraña o tejido de fenómenos que a veces solo muestran tras de sí el vacío. Tras el flujo infinito de imágenes y fenómenos se halla posiblemente el yo, o un simulacro, debe haber algo tras los cúmulos fenoménicos que somos. En la Grecia clásica el yo era la célula de un organismo, en la actualidad es un cúmulo de reflejos polarizado en las miles de proyecciones de las imágenes que consume. Mi gato a esta hora dormita, tiene un cojín especial para él en un sillón antiguo. Le gusta estar en alto. La cama de cómic que le compré no es de su agrado, prefiere levitar a medio metro del suelo.  

Mariana in the South (1897), John William

29/05/2021

Cuerpos

Occidente lleva obsesionado con la salud del cuerpo desde el siglo diecinueve, momento en el que nace, bajo el auspicio de los planes estatales para la mejora de la calidad de vida, lo que hoy conocemos como sanidad pública, que al mismo tiempo puede ser el germen de lo que en estos días denominamos biopolítica. Posiblemente liberalismo y biopolítica sean las dos caras de una misma moneda, cuyos contornos han estado difuminados y no podemos ver correctamente definidos hasta estos momentos.

Los griegos también se preocuparon por el cuerpo, pero no descuidaron lo anímico, de hecho Platón subrayó el papel central del alma, pero del alma como ratio, frente al equilibrio armonioso de sus contemporáneos, que se deleitaban en la gimnasia y las hermosas proporciones del cuerpo humano como reflejo material de la belleza. El alma de Platón es un alma matemática, objetivante, depuradora. Lo corporal fenoménico es justamente lo opuesto a la fórmula racional descarnada, o mejor dicho, su simulacro, su sombra.

Al desechar lo mítico, se desechó también la preocupación por lo anímico, que quedó relegada a las artes y la razón, junto al largo camino que esta habría de recorrer, se convirtieron en los principales protagonistas de nuestra historia. Una razón descarnada, matemática, sin sujeto. Una razón objetiva, cuyo motor es el bienestar y el progreso de la humanidad, pero que en su transitar por la historia del hombre modificó su viraje. Solo una razón sin sujeto pudo convertir al sujeto en cosa.

El alma es la parte más delicada del cuerpo y hay que cuidarla. Nuestra sociedad desprecia lo anímico y reduce el cuerpo a fórmula o a fenómeno, bajo la apariencia de la absoluta veneración de lo corporal en su imagen física y en su conocimiento. No hay cosa más venerada que el cuerpo humano y al mismo tiempo, no hay mayor objeto que el cuerpo reducido a cosa, absolutamente cosificado. Los mecanismos gnoseológicos que reducen el cuerpo a fenómeno y a fórmula son, posiblemente, la esencia racional de la biopolítica, que encuentran su manifestación social en el liberalismo y en la degeneración de los ideales ilustrados y en ellos se encarnan. Siglo y ratio son una y la misma cosa, ya lo decía Hegel.

La transparencia del conocimiento reduce el cuerpo a fórmula, a secuencia genética, a sistema de medida, no solo el humano, sino el de todo ser vivo o inerte. La fórmula reduce el cuerpo a cosa que padece, con mayor o menor empatía hacia ella y mediante el juramento, promete aliviar su dolor para hacer su vida más próspera y agradable, e incluso alargarla hasta la eternidad misma, que es lo que el ser humano ansía en la materia, vencer la muerte, alcanzar la (in)mortalidad. A grandes paradojas humanas nos conduce.

La transparencia de lo fenoménico hace que los cuerpos se mercantilicen totalmente desacralizados en la televisión, el cine y la publicidad para ser devorados por el ojo humano. Forman parte del mercado de objetos que normalmente consumimos en la caverna como fenómenos y únicamente conservan cierta sacralidad en las iglesias y los museos. En la caverna lo fenoménico es una forma de alimento, como cualquier comida que hacemos a lo largo del día. Consumimos cuerpos transformados en fenómenos. Las redes sociales convierten nuestra vida en álbum de fenómenos consumibles, en imágenes que pretenden alcanzar la eternidad de la Monna Lisa en el infinito fluir temporal del instante de ser, entidad o absoluto, que solo unos cuantos likes pueden proporcionarles, unidas al flujo infinito de lo corporal-fenoménico en el hipertexto. Así se construyen las identidades, en las galerías fenoménico-cosificadoras de la caverna, traducidas a redes sociales, donde los cuerpos se cosifican reduciéndose a construcciones fenoménicas que se muestran para ser consumidas visualmente en un fluir temporal infinito. Todos los medios de comunicación de masas convierten lo corporal en imagen para ser consumida o imaginan la realidad, narrándola, para ser proyectada en los lienzos de coltano, reducidas a discurso, glosodoxa.

La obsesión de lo visual transforma en Occidente todo lo corporal en fenómeno para ser consumido por la mirada. Esta obsesión trasciende con creces el ideal griego de la belleza corporal como reflejo del equilibrio y la simetría de las proporciones y se consuma en la reducción de lo corporal y lo vital a puro dato, a fórmula simple, mediante la cual pueden reducirse los cuerpos, vidas privadas, intimidades y sexualidades a puras cosas para ser consumidas en un programa de televisión como algo absolutamente normal y al mismo tiempo grotesco, de lo que nadie jamás se escandalizaría ni cuestionaría su porqué. Ante ojos ávidos de imágenes y oídos expectantes de intimidad, la vida y el cuerpo del sujeto se reducen a cosa para ser consumida y devorada por el coro, el público, la audiencia, cual banquete totémico de fenómenos. Platón ya nos avisó de los peligros del cuerpo, pero no quisimos oírle. Vigorexia e hipocondria, junto a bulimia y anorexia, son los padecimientos que el culto al cuerpo y su objetivación y consumo producen en el ser humano, los reflejos del canon de lo fenoménico, del progresivo proceso de matematización y objetivación de lo corporal, que en algunos casos solemos llamar belleza. A esta belleza matemática y proporcionada se opuso el cubismo, o posiblemente no hizo más que descomponer la imagen en todas sus aristas posibles, creando la distorsión de lo multifocal, mostrando la mirada desde los más diversos ángulos desde los que una cosa o persona puede ser vista. La tarea del siglo veintiuno será recomponer al hombre, que se ha ido dividiendo en cubos a lo largo de la historia de la razón, ensamblar lo que racionalmente separó y descompuso.

Hoy me han puesto la segunda dosis de AstraZeneca. Por el camino, mientras ya me había colocado en la fila de coches en la que administrarían esa vacuna, iba leyendo si era más idónea para mi cuerpo que la de Pfizer, que pondrían a los coches de la fila de enfrente. Margarita del Val me ha confirmado a posteriori que posiblemente mi decisión fuera la correcta. Igual dentro de algunos años nos enteramos. Me hubiera gustado que hubiera sido de otra forma, pero en la caverna no tener información relevante y tener demasiada son cosas sinónimas y ambos extremos son consecuencias de la glosodoxa.

La glosodoxa puede transformar nuestra libertad en un espejismo, en un gesto irrelevante como cualquier gesto cotidiano o en una libertad microbloqueada, que ante cualquier decisión se tiene que enfrentar a una vorágine gráfica incomprensible. Me estaba preguntando si al final mi gato no va a ser más libre que yo, al menos en estos momentos tiene mucho más claras sus pautas de acción, aunque no sepa quién o qué dirige sus acciones, pero él sigue durmiendo plácidamente en su cojín sin que ningún problema humano pueda perturbar su feliz ronroneo.

René Magritte, El falso espejo (1928)

22/05/2021

Inmunidad

Poco a poco vamos alcanzando eso que los expertos han llamado “normalidad”. La normalidad no es otra cosa que volver a la situación anterior al virus, o a una circunstancia vital lo más similar posible. Para ello todos los investigadores de las grandes empresas farmacéuticas y de la sanidad pública y privada han trabajado estos meses hasta alcanzar un antídoto que pueda conducirnos de nuevo a ella.

Ellos no conocen fenoménicamente, como imagen, sino de forma absolutamente transparente. Ellos conocen la fórmula y conocen como fórmula, ambas cosas. La fórmula siempre trasciende lo fenoménico, es su depuración última, a ella queda reducida la multiforme danza de los espectros, de las imágenes. La fórmula es la codificación del más arcano misterio de lo humano y su relación con el afuera. Quien conoce la fórmula tiene plena visión de una porción del todo, por esa razón, conocer como fórmula es conocer como cálculo, con exactitud, sin errores ni erratas, con la perfección y la divinidad de la matemática, axiomáticamente. 

Toda la humanidad depende de una fórmula para sobrevivir, para desarrollar los anticuerpos que nos hagan inmunes y así podamos continuar viviendo después de este stand by universal. Son los grandes expertos de la caverna, los únicos que pueden hacernos salir de nuevo a la luz de las paredes de nuestras casas, humedecidas por las últimas lluvias, que este año se han prolongado solapando el invierno con el verano. La fórmula es el salvoconducto a la normalidad que todos deseamos: la normalidad de las colas en el supermercado, los atascos de tráfico, las aglomeraciones en los centros comerciales, los conciertos repletos de jóvenes en plena efervescencia inconsciente, los viajes de un lado a otro, las tapas en el bar con los amigos, la cerveza al salir del trabajo el viernes a mediodía para celebrar la llegada del fin de semana, las festividades, las romerías y los cultos. En definitiva, la normalidad no es otra cosa que volver a los rituales y rutinas que teníamos antes de que llegase el virus, a los mecanismos humanos prevíricos.

La normalidad en la caverna puede ser comparada con una visita al Ikea: empiezas a mirar y a dar vueltas, te pierdes, tomas un café y vuelves al principio de la ruta, ves muchas cosas que no tenías previstas, abres algunos armarios y cajones, te sientas en una silla de escritorio para probar si aguantarías sobre ella ocho horas seguidas, descorres la cortina de la ducha, mientras, te llevas un peluche, cuatro tuppers, tres marcos, dos posavasos y tres sujetalibros hasta que -por fin- alguien te habla de un sendero, una especie de pasadizo para llegar al lugar que estabas buscando desde el principio y has tenido que dar todo ese rodeo para llegar a un lugar al que hubieras llegado mucho antes y en el que supuestamente ya vivías: la normalidad.

En menos de un año ya tienen la fórmula de la inmunidad, la fórmula de la vida: la vacuna. Con ella se inició hace unos meses un proceso sanitario sin precedentes en la historia de la humanidad, la vacunación masiva a nivel mundial, la inoculación de la fórmula que nos hará inmunes a un virus que muta sin cesar para alcanzar la inmunidad del rebaño. El virus ha transformado a la humanidad en un rebaño. Nos hemos vuelto tan gregarios que lo absolutamente interno e íntimo, que es la salud, se ha convertido en un problema político sin precedentes. Es posible que debamos cuestionarnos nuestro gregarismo. En la sociedad postvírica sólo en el arte emerge lo subjetivo, para absolutamente todo lo demás necesitamos colaborar y comunicarnos con nuestros semejantes. En la caverna el artista, el creador de imágenes, es el que representa el polo subjetivo, mientras que los expertos, los que conocen la fórmula, son los que encarnan la objetividad y la mathesis. ¡Qué paradoja! Platón pretendía echar al neófito sujeto de la caverna, al recién llegado, al invitado de honor. No sé si lo habrá conseguido, nuestro gregarismo lo dirá. Estoy encantada de ser una más en este mundo de humanos fabricados en serie, pensados por otros, precocinados.

Mientras chispea, mi gato ya se ha subido en tres cojines distintos, es posible que crea estar en el Ikea y los esté probando todos. Mueve levemente las orejas cuando lo llamo, pero continúa dormitando. Sólo han caído unas gotas, las macetas no tendrán suficiente con ellas y habrá que regarlas. Los humanos tenemos flores en casa para recordar que una vez vivimos en medio de ellas, no sólo para decorar, es una reminiscencia del afuera.

Vincent van Gogh, Lirios (1889)

15/05/2021

Laberintos

La caverna es un laberinto plagado de minotauros. Todo, absolutamente todo lo que hay dentro, está construido a partir de sombras fenoménicas, que son tomadas por los iniciados como lo verdadero, y en parte lo son. Las sombras, espectros de lo real, cristalizan a partir de fenómenos perceptuales condesados en el tiempo y en el espacio desde siglos remotos. En ese proceso se transforman en imágenes, que a veces solo parecen mostrar vagamente lo que acaece en alguna de las galerías pero, en realidad, cualquiera de ellas tiene un fondo de espejos proyectados hasta el infinito, hasta los confines de la humanidad. Aunque la superficie solo parezca mostrar lo que sucede en el tiempo presente o inmediatamente anterior, la imagen es el jugo de los siglos materializado en esos espectros de significado, que pueden adoptar cualquier soporte, desde la piedra a los píxeles.

Las imágenes no son planas y bidimensionales como las sombras chinescas, aunque algunas lo sean desde el punto de vista de su soporte material, sino mucho más densas y complejas: a veces proyecciones, a veces reflejos y condensaciones. Algunas se replican como ecos, otras se disuelven como humo, o queda de ellas un espectro mortecino que nos acompaña sin ser percibido claramente porque se han difuminado en el tiempo. Por definición y al esconder su fondo, la imagen es en sí misma paradójica, su esencia es multiforme y poliédrica. Su superficie solo refleja una especie de síntesis lumínica y colorida de un proceso complejo, en el que la forma material es simplemente su manera de darse, de aparecer, el soporte sensorial que necesita para hacerse carnal y ser percibida y así poder transformarse en discurso. Rocas terrosas de espejos son los enveses de sus infinitos abismos, que laten sedimentadas tras la capa superficial. ¡Quién lo diría! Cada imagen es una especie de túnel a las profundidades humanas y la caverna está compuesta de miles de ellas. En ellas podemos perdernos por toda la eternidad, o simplemente fluir hilvanándolas como en un collar de luminosos y vistosos colores para nuestra retina. Como tejedores de imágenes construimos nuestro mundo.

Ciertamente Platón no era más que un ingenuo, en su tiempo, precisamente fue él uno de los primeros artífices, la imagen ya se había transformado en discurso, pero el poeta, el artista, el músico, el escultor y el arquitecto, eran los más perfectos ejecutores de algo que estaba escrito en las profundidades de lo humano: conocer y transformar la realidad mediante la creación de imágenes. No podemos expulsar al artista de la caverna porque el artista es la caverna. Platón, más que expulsar al artista, lo replicó, creando la metáfora del lugar donde estos habitan por siempre.

Salir a la luz es la metáfora de la liberación de la a-gnosis claustrofóbica que supone recorrer los angostos pasillos de la caverna con su saturación de imágenes, todas ellas laberínticas, rizomáticas. La caverna es un laberinto plagado de laberintos, donde la única forma de orientación es el conocimiento, cuyos productos son la imagen o la fórmula, ambas con la función de medios y fines al mismo tiempo. En la caverna la a-gnosis es al conocimiento lo que la glosodoxa al discurso y ambas se producen por saturación, como la materia de los agujeros negros. De forma similar, atrapan la luz de lo verdadero y la acaban proyectando en mil haces de discurso, o difuminando en miles de imágenes, cuyos fondos laberínticos desconocemos.

Las imágenes se replican, duplican y comportan como un virus, de hecho, estas necesitan de la materia gris humana para replicarse y a veces saturan la caverna de la misma forma que el virus que nos invade puede saturar las células de nuestro cuerpo y hacerlas enfermar. Es posible que no haya tanta diferencia en el fondo entre las imágenes, la proliferación descontrolada de discursos y palabrería y el virus que nos asola.

Salir a la luz es la metáfora de la liberación de la cadena fenoménica de imágenes y discursos, de la a-gnosis claustrofóbica que supone recorrer los angostos pasillos de la caverna, que conducen al fondo de la desesperación, la inconsciencia o el letargo. Salir a la luz es un imposible, solo podemos hacer brillar la luz dentro, es incluso posible que no haya luz más allá. El hombre, nómada de las galerías fenoménicas de la caverna, solo puede vagar por ellas largo tiempo si recurre a lenitivos gnoseológicos, fenoménicos o materiales, más o menos fungibles, que acrecienten su evasión o le produzcan un reencuentro con lo natural, como es el caso de mi gato, cuyo simple dormitar y maullar, me recuerdan que hay un afuera y que éstas no son las únicas paredes que puedo habitar. En ese momento, transito a otro laberinto, de una imagen a otra, como si mi mente cogiera un autobús. Posiblemente, algún afortunado encuentre el hilo de oro de alguna religión que le salve del infinito laberinto de los fenómenos y lo conduzca al paraíso.

Paul Gauguin, Paisaje haitiano (1891)


08/05/2021

Transparencia

Cuando el dogma se transforma en axioma todo se vuelve visible, pero no fenoménicamente, como imagen, sino absolutamente transparente, como fórmula. Ese grado de visibilidad como transparencia no es accesible a cualquier habitante de la caverna, sino solo a aquellos que son capaces de ver las manos constructoras, la intervención del hombre en la naturaleza, cada vez mayor desde el origen de su existencia, en esa lucha por transformar el azar en cálculo que hemos llamado técnica; hasta el punto de que el más leve pestañeo pueda ser predecible y el mundo entero quede petrificado como una escultura en movimiento de rotación y traslación, como dios parmenídeo: los ritos se mecanicen vaciándose de sentido, las frases de amor se repitan como tópicos, los patrones de conducta como cromos y los arquetipos se muestren especularmente proyectados hasta el infinito en las pantallas de coltano.

Manos constructoras como enjambres, que se afanan en pintar el mundo hasta el último resquicio, el de la fórmula matemática que, en este caso, se encarna en la materia como la fórmula biológica de un virus. Lo han llamado "coronavirus" por su aspecto de microscópico erizo proteínico y proteico.

Platón supo describir arquetípicamente el mundo en el que vivimos, de ahí que su alegoría haya perdurado en el tiempo, al adoptar la forma mítica. Su caverna, la cueva en la que vivimos, puede dividirse en estadios en función del nivel de conocimiento alcanzado por el iniciado y su relación con el mundo material que lo absorbe. Todos debemos salir a la luz algún día. El proceso es complejo y los obstáculos, materiales, sociales y psicológicos, infinitos. Es posible que tal luz no exista y fuera de la caverna no haya más que la crueldad y la belleza de lo natural en su estado salvaje, la humanidad sentada frente a la naturaleza, jugando al ajedrez frente al caos y el devenir en sus más de treinta mil años de historia.

La transparencia es la fórmula, la adquisición del mayor grado posible de autoconciencia en el mundo que habitamos, el despertar del mundo fenoménico y trascenderlo, rompiendo las cadenas de la multiplicidad de imágenes y discursos que se replican en la cueva y nos invaden y atrapan constantemente con sus cepos.  

La transparencia es la libertad. En la caverna solo se es libre trascendiendo progresivamente lo fenoménico, siendo plenamente conscientes de que la fórmula misma es un discurso, el discurso de Occidente por excelencia. Por definición, no hay ningún prisionero libre, es un contrasentido, siempre somos esclavos de algo en la cueva, lo importante es saber que lo somos y de qué, descubrir nuestra propia condición de esclavos e identificar cuál es la sombra fenoménica que nos subyuga.

Solo los animales son libres, hijos de la naturaleza, a ella nunca desobedecen, mientras el hombre, conducido por eros, se afanó en construir la cultura en radical oposición, y a veces negación y olvido, de su esencia. Mi gato vive feliz, absolutamente inconsciente, dormitando por todos los cojines de la casa, obedeciendo a la vieja y sabia naturaleza sin saber que lo hace, mientras el hombre tiene que disputarle su libertad, perdido en el laberinto de los fenómenos, los espejos, los discursos, los arquetipos y las proyecciones.

Teseo y el minotauro (1959), ilustración de Alice y Martin Provensen
En The Golden Treasury of Myths and Legends de Anne Terry White

01/05/2021

Dogmas

En la caverna no existen los dogmas. Estos no son más que un recuerdo del pasado, sobre todo los morales, ya lo decía Nietzsche y tiene su sentido. La caverna es un lugar que construye sus propios dogmas, que nada tienen que ver con las creencias y las tradiciones a las que algunos seres humanos estamos acostumbrados desde antaño. 

Todos los dogmas de la caverna son construcciones ad hoc que suplantan y suplantarán toda creencia y tradición mediante la tolerancia, el cuestionamiento y la negación o la mixtura, que son las tres formas posibles de actuar en la caverna frente a los dogmas heredados: aceptarlos, cuestionarlos, o disolverlos en el fondo de lo múltiple, donde palpita el pensamiento único, que es la estructura en la que el dogma viene a mutar en la actualidad, inundando de un aire espectral sus galerías.

La caverna puede construir sus propios dogmas porque la esencia del dogma es lo que precisamente ha perdurado en el tiempo, vaciándose. Ese esqueleto es el que suelen vestir los porteadores de sombras de múltiples formas y con los ropajes más extravagantes. En la religión el dogma es lo sagrado, lo revelado, pero en la cultura desacralizada no es más que un axioma matemático y con sus mismos rasgos: un postulado, algo que en la deducción no puede cuestionarse. Matemática y dogma son una y la misma cosa en el s. XXI, pero el dogma por excelencia de este siglo puede encarnarse en múltiples realidades para dar apariencia de multiplicidad, de polifonía, cuando en realidad no hay más polifonía que el propio axioma que continuamente se llena y se vacía sin cesar. 

Desde los estatutos de un partido político hasta las reglas de cualquier juego son postulados, incluso las constituciones, las leyes, la poesía, el arte mismo y los movimientos artísticos como el surrealismo o el dadá, no son más que un aspecto concreto de la multiforme encarnación del dogma por excelencia: el axioma, la cifra, el cálculo. La pluriforme e infinita multiplicación rizomática del axioma, que en la caverna ya se ha vaciado de toda universalidad, de ahí que pueda ser postulado ad hoc, de ahí que la regla pueda medir diferentes distancias en función del espacio y las circunstancias, de ahí que la poesía no comunique esencias, el lenguaje se vacíe, los deícticos señalen al interior de una hueca grafía y los valores no apunten a ningún dios.

Es posible que este virus y sus réplicas no sean más que las consecuencias de un axioma, para nosotros desconocido, pero cuya cadena deductiva actualmente se está encarnando en todo el mundo hasta que la fórmula llegue a completarse totalmente y, socialmente encarnada, cumpla sus presupuestos, cuyo sentido nosotros solo podremos conocer parcialmente a posteriori, pues hasta ahora nos resultan absolutamente desconocidos.

Ni yo ni mi gato queremos saberlo. Me conformo con habitar los espectros de algunas galerías de esta cueva que hemos llamado cultura y perderme en el laberinto de sus corredores, sin ser capaz de mirar el orden fractal de lo bello en un árbol y ver en cambio solo un ser que muta, crece y llega a su plenitud sin que lo corten y lo conviertan en un taburete de Ikea o en simples folios.

Eso que llamamos sentido solo es posible conocerlo mediante las formas,
siempre que estas no se conviertan en sombras o simulacros
y dejen de brillar, transformándose en espectrales reflejos de lo humano y ocaso de lo divino.
Pero no hay que temer, pues esto solo sucede cuando el hombre quiere transformar en ley trascendente algo tan radicalmente humano como su viaje a los abismos de la naturaleza, donde solo habita el dios del instinto, individual o colectivo.

Fractalidad en Escher, Desarrollo II (1939)

15/02/2021

UD1: Somos personas

UD1: SOMOS PERSONAS

¡Hola a todos! 

LLevo unos días trabajando para crear un cuadernillo de actividades para la asignatura de Valores Éticos de 1º ESO que pueda ser útil tanto a profes como a estudiantes. Basándome en el libro de Valores Éticos de 1º de la ESO de la editorial Vicens-Vives, he elaborado este .pdf interactivo con teoría, actividades y juegos que en breve convertiré en un eXelearning. Os dejo una presentación, un .pdf con la hoja de ruta y los juegos que he elaborado para trabajar los principales conceptos. 

Espero que os sea de utilidad ;)


  • Video resumen:


  • Hoja de ruta:

  • Unidad didáctica: Cuadernillo interactivo:

  • Presentación Canva: 
14x14_UD1_Somos personas de Nuria García Mairena


  • Juegos interactivos de la unidad: 
  • Actividad 3: Juego interactivo_Personas, animales, cosas


  • Actividad 11: Juego interactivo_Mi retrato robot                       
Test creado con GoConqr por Nuria García Mairena

  • Actividad 13: Juego interactivo_¿Qué siento?

  • Actividad 17: Juego de síntesis_Kahoot del tema

  • Actividad 18: Juego de síntesis_Ruleta de las palabras