Temas candentes

30/03/2020

Salir de la caverna

Cuando el gato deja de mover la madeja y se queda dormido en la esquina superior del sofá, empiezas irremediablemente a pensar. Corres a la alcoba, abres la puerta del viejo armario de caoba y te miras al espejo. Ves que no te queda tan mal el jersey de lana gris de ochos, pero al ver tu reflejo, intentas proyectar tu mirada más allá del espectro visible de tu imagen. No lo intentes, es imposible, no hay más allá. Lo intuyes y te contentas con unir tu mano a la de tu proyección, colocándola suavemente sobre la superficie. Solo consigues dejar tu huella sobre la mezcla de nitrato y cristal, nada más. Por más que te empeñes en mirar no puedes traspasar el espejo.

No se puede salir de la caverna. No se puede, porque no hay forma de vivir fuera de ella. Nadie lo ha conseguido nunca, si te han dicho otra cosa, te han mentido. Es lógico, nadie va por ahí diciendo verdades en los tiempos que corren. Estamos atrapados, encerrados, por eso la mejor manera de vivir es olvidar, pensar que este es el mejor de los mundos posibles, o simplemente atender a un presente continuo prolongado en el tiempo indefinidamente. 

Tú lo sabes, no hay más tiempo que el presente contínuo por más que el lenguaje se empeñe en otra cosa, porque la salida de la caverna sólo conduce a otra caverna y a otra caverna y a otra caverna en una regresión infinita, como si abrieses perpendicularmente las puertas del viejo armario de caoba y pusieras un espejo frente a otro. Vive el presente y quédate cómodamente en tu caverna o simplemente elige en qué caverna quieres vivir, pero no intentes salir de ella, porque no hay salida. Lo más sensato que podemos hacer es tomar un café y reír de vez cuando, mientras nos dejen aquí abajo. 


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